Juan Belmonte fue en el toreo, revolucionario, valiente, artista…, y con una técnica cada vez más depurada, cualidades todas ellas que le convirtieron en el torero más completo de la historia. Pero siendo esto importante, también son de destacar su humanidad, su cultura y su genialidad, que hacen que su figura trascienda el ámbito meramente taurino
El mundo de los toros tiene una oportunidad única para reivindicar su grandeza porque, como dijo Ramón Pérez de Ayala, “el nacimiento de la Fiesta coincide con el nacimiento de la nacionalidad española y con la lengua de Castilla...; así pues, las corridas de toros... son una cosa tan nuestra, tan obligada por la naturaleza y la historia, como el habla que hablamos”.
En esas verónicas y medias verónicas de Juan Belmonte, de una estética y emoción indescriptibles, ¿hay sufrimiento del toro? En esas grandiosas faenas de muleta, con sus naturales, pases de pecho, molinetes, afarolados, ¿hay sufrimiento del toro?
Juan Belmonte es autodidacta, sin estudios apenas, pero un lector empedernido que gracias a su inteligencia y a su extraordinaria personalidad llegó a relacionarse con los más cualificados miembros y representantes de la cultura y de la sociedad de su época, como Ramón Pérez de Ayala, Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset, Julio Camba, Sebastián Miranda, Ignacio Zuloaga, Edgar Neville, José María de Cossío, Ignacio Sánchez Mejías…
En el año 2012 se cumple el 50 aniversario de su muerte y en el 2013 el centenario de su alternativa. Por la grandeza de su vida y la trascendencia de su obra colosal, y por la admiración y cariño que se profesa hacia su persona, en la Tertulia utrerana de “La Carpintería”, de la que es anfitrión Manolo Morilla, surgió la idea de que la confluencia de aquellas dos importantes efemérides habrían de servir como pretexto oportuno para recuerdo del maestro y para exaltar las virtudes de uno de los personajes más emblemáticos del siglo XX.
Para posibilitar la celebración de los actos conmemorativos, se ha constituido una Comisión, que estará integrada por un Comité de Honor, en el que figurarán, de una parte, aquellas autoridades y personalidades representativas de las Instituciones públicas o privadas que contribuyan a engrandecer la efemérides organizando actos, y, de otra, los representantes de la familia Belmonte; y por un Comité de Coordinación, que tendrá como objetivo fundamental el impulso y coordinación de las actividades que pudieran plantearse y la difusión de cuantos acontecimientos se celebren en el marco de tan importante conmemoración.
Queremos dejar constancia aquí de nuestro reconocimiento especial al Excmo. Ayuntamiento de Sevilla y a la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, entidades emblemáticas en la ciudad que vio nacer al maestro, por el interés mostrado desde un primer momento en participar en los eventos conmemorativos; y de nuestro más sincero agradecimiento a cuantas instituciones, entidades y personas están colaborando en la organización de actos de todo tipo, a lo largo y ancho del territorio nacional y a cuantos tienen anunciada su participación durante el periodo que abarca la conmemoración.
Está claro algo que todos sabíamos: el legado del “Pasmo de Triana”, su memoria, sigue viva entre los aficionados y en los medios culturales e intelectuales. Tomando a volapié una frase de Juan Belmonte, en su prólogo a “Los toreros románticos. Anecdotario taurino”, del gran Natalio Rivas, que dirigía a su autor, todos los aficionados y actuantes en la fiesta debemos estar agradecidos y desear que cunda el ejemplo de las iniciativas que se han tomado hasta el día de hoy y las que pronto verán la luz. Que Dios reparta suerte.
EL COMITÉ DE COORDINACIÓN